BIOGRAFÍA LINGÜÍSTICA
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“El món és un mosaic de visiona, i cada visió és explicada per una llengua. Cada vegada que desapareix una llengua, desapareix una visió del món”
David Crystal
Me llamo Maru y empecé hablar muy pronto. De hecho no he parado. Desde que aprendí a hablar le cogí el gusto a la palabra, a la lectura, a la escritura. Mi madre me contó, que cuando tenía apenas dos años y no llegaba ni al picaporte de la puerta, le pedía entrar sola al médico para poder contarle todo lo que me pasaba. Pasaba, me plantaba delante de él y me presentaba: hola soy Maru, mi madre se llama Mariana, mi padre se llama Eugenio, vivo en la calle y bla, bla bla mientras, él se quedaba de pie, muerto de risa, viendo a ese mico hablar sin apenas respirar.
Mis lenguas maternas son dos. En mi casa siempre he escuchado hablar dos lenguas. Mi padre, natural de Castilla, siempre nos ha hablado en castellano, mientras que mi madre lo hacía en catalán, excepto con nosotros. Sí, absurdo, pero durante mi infancia, mi madre solo usaba su lengua materna para hablar con su madre, sus hermanos y amigos, pero no con nosotros.
En la época en la que yo nací, la educación era básicamente en castellano y se “estilaba” enseñar a los hijos a hablar en castellano, que era la lengua consideraba de prestigio, a pesar de que en la mayoría de las casas se hablaba catalán.
Incluso mi abuela, que no la entendía, pero no la usaba habitualmente, optaba por hablarnos en español, a pesar de que le suponía un sobreesfuerzo y que a mis hermanas y a mí, nos hacía mucha gracia oír su acento y darnos cuenta de lo difícil que era para ella.
Nunca lo entendimos y un día, por fin, mi madre se dio cuenta del gran error que era no darnos la oportunidad de conocer otra lengua, que además también era materna, rica culturalmente y que nos permitía ser bilingües y que formaba parte también de nuestra cultura, nuestros orígenes y nuestra vida.
Así que, opto por empezar a hablarnos en catalán, aunque ya nos costara más pronunciarlo correctamente (aún hoy no consigo distinguir bien la “s” y la “ss” (la sorda y la sonora) o las “e” neutras y abiertas de las cerradas). Todo hubiera sido más fácil y más natural si desde un principio, lo hubiéramos vivido como algo natural.
De todas formas, me alegro mucho de ser bilingue, de poder compartir y heredar de las dos culturas que conviven en mí y en las que me siento igual de bien. Al final, no somos más que retales de palabras, de vivencias, de recuerdos que las palabras forman en nuestras vidas y en ellas se me entremezclan expresiones en catalán con versos en castellano: Los cuentos que me leía mi madre en catalán antes de irme a dormir y que se conocen como “Rondalles Mallorquines”; las anécdotas que me contaba mi abuelo sobre la guerra y que nos narraba en un castellano aprendido en Guinea Ecuatorial, porque él nació allí y vino a Mallorca con 16 años, acogido por una familia.
Las expresiones de mi abuela “ tanmateix, mai seran com noltros” “que hi farem” que utilizaba habitualmente para mostrar resignación. Las palabras de mi padre, muy dado a usar refranes;las de mi madre, que siempre usaba diminutivos y palabras afectivas…
No puedo dejar de expresar lo que siento en ambas lenguas y recurro a una u otra para expresar lo que soy y lo que siento, con igual intensidad. Tan importante es para mí, decir “t’estim” que te quiero, caaaa para negar taxativamente , “uep!” para saludar que “¡hola!” o “hasta luego”.
Disfruto por igual leyendo a Cernuda, o escuchando a Manel o a Antònia Font.
Yo soy la suma de dos mundos, dos culturas que convergen en mis lenguas y me siento ogullosa de poder enriquecerme de ambas.
Maru Domenech
http://lareboticadeliterlengua.blogspot.com.es/