Autorretrato lingüístico de Magdalena
Soy Magdalena Pastor Noguera,
maestra jubilada dedicada durante más de tres décadas a la Educación Infantil y
a la Dirección de centros educativos de Cartagena, en la región de Murcia, gracias a Mercedes Ruíz, también me sumo al día europeo de las lenguas.
Hace muchos años mis padres vivían en una casa muy
cerca de la playa en el Grao de Burriana, Castellón de la Plana, un pueblo muy
bonito y del que guardo gratos recuerdos. Mis padres estaban muy ilusionados y
querían que su primer hijo fuera una niña y aquí estoy yo.
El
trabajo de mi padre impidió que pudiera viajar con mi madre a Mazarrón,
para que pudiera dar a luz en la casa que mis abuelos maternos tenían en
el campo, mi madre fue atendida y asistida por la partera o comadrona
(actual matrona) y nací un 8 de Agosto en plena época estival, en
el mes de las cabañuelas, y creo que por este motivo me gusta tanto el
campo y la playa.
Recuerdo un gran algarrobo en el centro de las casas,
al que llamaban; el garrobo o garrofero y a su fruto la algarroba le decían
garroba o garrufa, era el lugar dónde se ponían todas las vecinas con sus
sillas para charlar y descascarillar almendras, o hacer otras faenas o tareas, decían
que estaban tomando la fresca y charlando amigablemente.
Recuerdo el olor al horno encendido y todavía
diferencio en mi pituitaria el olor del pan amasado y del pan cocido, a
los guisantes le decían pésoles, las alcachofas eran los alcanciles, la
playa era la praya, acostarse era ir al cine de las sábanas blancas, eran
tantas las palabras diferentes que parecía otra lengua, hoy día casi inusuales,
decían asín debes sentarte, asín en lugar de así, palabras típicas del
campo, palabras que eran utilizadas por esas personas curtidas, por el trabajo
labriego, con muy pocos conocimientos lingüísticos, pero ricas en cultura
popular.
Recuerdo que mis padres siempre me contaban que en
unas habitaciones de la casa de mis abuelos paternos, en la Cañada
Gallego estuvo la escuela, las mesas del maestro todavía se
conservan, mi padre guardó muchos libros con los que él estudiaba y de los que
cogió la afición por las lecturas de las fábulas de Iriarte y Samaniego,
poesías y cuentos, muchos nos los contaba cuando éramos pequeños, y al cabo de
los años hemos descubierto un cuaderno, en el que mi padre
ejercitaba su memoria, escribiendo muchos poemas y retahílas que aprendió
de pequeño, es un cuaderno que conservamos con gran cariño.
Bueno, continúo con mi viaje hacia Castellón, mi padre
por su trabajo no pudo conocerme hasta los 10 días, viajó a casa de
mis abuelos para conocer a su primer retoño y en aquellos trenes de asientos de
madera, el correo, regresamos a casa.
En Castellón, por lo visto fui muy retraída y tímida,
una niña buena, que jugaba con los patitos que criaba mi madre y mi perro Titi.
Allí empecé a hablar, a conocer palabras valencianas, como plorar, fora, filla,
xiquet, recuerdo unas frases que mi madre siempre las repite, cuando
recordamos Castellón, la vecina del bajo decía, refiriéndose a mi hermano
Agustín recién nacido que estuvo muy enfermo, “La meua filla en tota la
nit, no ha tancat els ulls, i no ha pogut dormir, el xiquet de dalt s´ha passat
tota la nit plorant”.
No puedo olvidar el refrán de la Candelaria, “Si
la candelaria plora l´hivern está fora, si no plora ni dins ni fora”.
Así pasaron los años y regresamos a Murcia, nos
ubicamos en Cartagena dónde nació la pequeña de la familia, mi hermana
Gine, la dicharachera, la alegría de la casa, la polvorilla, en Murcia
decimos la alegría de la huerta…
Fui creciendo y mira por dónde cuando realizaba 5º de
bachiller realicé un reportaje sobre las fotonovelas, tan en auge
en aquellos momentos, sobre todo de Corín Tellado que era la más leída,
fui tomando notas tanto en los kioscos como del público que pasaba
por la calle. El argot de aquella época me encantaba, empecé a utilizar
pequeñico, bonica, y me di cuenta que había palabras que desconocía,
aprendí a comerme las “s” finales, esa “s” aspirada, que hace tan peculiar el
habla murciana, fui conociendo refranes cartageneros “eres más duro que las
cortinas del Maíquez”, que era un cine cuyas cortinas tardaban muchísimo en
abrirse y cerrarse, “Tengo las zapatillas rotas de tanto subir al Molinete para
ver venir la fragata de mi Pepe”, los hombres se iban embarcados y decían una
fecha de vuelta pero tardaban mucho más, y el Molinete, una de las 5 colinas,
es un cerro alto dónde se divisa la entrada del puerto de
Cartagena. También se decía “dame una
servesica”, sapato aladroque, icue, pico esquina, malasombra y muchas muchas
palabras…
En aquellos años, una forma de diversión fue ir al
cine de los Juncos, un cine abierto en un parque cerrado donde lo pasábamos muy
bien y memoricé los anuncios de la época, "Espumoso, maravilloso siempre
polvos takata", o la frase "el de la gorra que corra", se le
decía al acomodador cuando tenía que salir corriendo porque algún grupo se
estaba peleando.
Así fui adquiriendo mi bagaje
lingüístico tanto en el colegio como en la calle y un día en la Universidad, me
di cuenta que podía realizar juegos con las palabras con un compañero y
nadie nos ganaba; estudié Magisterio en la rama de filología francesa y lengua y literatura castellana, y mira por
donde me veo aprendiendo nuevas palabras y un nuevo idioma. Me marcho a París con la alianza
francesa y recuerdo la résidence dans le rue Jean-Jacques Rousseau, les crêpes,
La Sorbonne, les Champs Élysées… las clases todas en francés, dónde todo eran
conversaciones en diferentes representaciones como si estuviéramos en
un bar, en un teatro, en un concierto… sigo utilizando palabras como chapeau,
bonjour, bonsoir, au revoir, y recuerdo "Au pied de cochon", un
restaurante típico francés. Recuerdo las canciones “ Chevaliers de la table
ronde” o ”Poupée de cire, popée de son”, “Frère Jacques”, “Les marionnettes”,
canciones que cantaba con los niños y niñas en las aulas.
Cuando regresé continué con filología hispánica de la
que no me he separado.
Un día pretendí realizar mi tesis, que tengo
abandonada y en uno de los cursos elaboré un bonito trabajo sobre gentilicios
árabes y mozárabes, cómo "Los Alcázares, Alhama, Aledo,
Alcantarilla..." recopilados en un libro, Experiencias en la didáctica
de la Lengua Castellana y la Literatura de Amando López Valero, Caridad Meroño
Espinosa, Magdalena Pastor Noguera.
Fui evolucionando y en cierto momento de mi vida, tuve
un superpoder; fuí MagaDalena, Maga de sueños, maga que con sus líos con las letras
y las palabras sabía hacer algo que me llenaba de ilusión y alegría, conectar
con los niños y niñas por medio de la voz y los gestos. Conocía a Dª
Díriga (Mercedes Ruíz) con la que compartí experiencias emotivas con nuestros
alumnos y compañeras, recuerdo a Pedro el único maestro de Educación Infantil de aquella época que estaba entre todas las maestras, y en colaboración con nuestros centros, formábamos parte de en un gran seminario de infantil y
primaria, como movimiento de renovación pedagógica. y participamos en las reuniones y debates
del Libro Blanco de Infantil. Aprendí lo que era una siesta patriótica, en una escuela unitaria entre el horario de mañana y tarde una compañera dormía la siesta tapada por la bandera.
La Maga transmitía emociones y sentimientos
haciéndoles vibrar con cada una de las actividades que realizaban entre todos. Los niños y
niñas eran libres y su imaginación y creatividad les hacía volar por un mundo
mágico y creativo, convirtiéndose en grandes magos de sus propias experiencias,
disfrutando y siendo felices.
Las palabras fluían como un juego dialéctico, y la
maga podía jugar pronunciando las palabras al revés y en vez de bolsa mágica
llevaba sabol donde guardaba todos los cuentos. Caperucita Roja era Tacirupeca
Jaro, caracol col es colraca col, todos jugábamos con las palabras y
utilizábamos los trabalenguas que había aprendido desde pequeña como recurso
para desarrollar el lenguaje oral, "Una vieja virueja virueja",
"La cabra cabratis", "La catatrepa", "Un clavo clavó
pablito", "Un tigre, dos tigres, tres tigres", "El cielo
esta emborregado o enladrillado"...Tantos y tantos trabalenguas que los
niños y niñas podían memorizar e inventar, siendo las delicias de diversión
segura, y así seguí avanzando en nuevos retos que iba descubriendo con los
pequeños, cómo transmitir poesías y canciones populares, utilizando trenes de
palabras para memorizar y vivenciar el vocabulario, lecturas en el aire para
memorizar los versos y las estrofas de cada poema. La poesía, la literatura
popular, el folklore nos invita a seguir avanzando en un mundo de Animación a
la lectura y a la escritura.
En mi camino encontré eTwinning, sin saber idiomas, conocí compañeras y compañeros de
diferentes países con los que realicé varios proyectos colaborativos en
diferentes lenguas, utilizando traductores y aprendiendo algunas palabras fui
entendiendo que las lenguas son
importantes para comunicarnos y que se van entrelazando.
Podría estar hablando horas y horas, pero creo que eso
es para otro momento, con estas pinceladas he pretendido hacer un autorretrato
de una trayectoria que no ha finalizado y sigo descubriendo.
Fotografías de Magdalena Pastor Noguera
PizAp para retoque
PizAp para retoque
Foto antigua de Cartagena del Grupo de Facebook; "Yo también fui al cine de los Juncos"
@magpano
@magpano
Qué maravilla, Magdalena. Realmente, eres una maga. Qué gracia me ha hecho eso de "el de la gorra, que corra". Nosotros, más gamberros, para llamar al acomodador gritábamos: "Ripoll, (así se apellidaba), ¡Que me violan!
ResponderEliminarBuenos recuerdos y momentos emotivos. Eso evoca tu texto. Gracias.
Muchas gracias a ti José Luis por leerlo y me alegro q te haya hecho recordar al acomodador jejehe. Era muy divertida esta situación.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti José Luis por leerlo y me alegro q te haya hecho recordar al acomodador jejehe. Era muy divertida esta situación.
ResponderEliminarBueno, Magdalena, es todo un privilegio conocerte.
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