Me llamo Carmen Moreno Montiel y soy profesora de Lengua
Extranjera(Inglés) en el Instituto Las Lagunas de Mijas Costa. En mi
experiencia, el aprendizaje y la enseñanza de las lenguas, además de tener un lugar central en mi vida, están
íntimamente ligados a sentimientos, emociones, a la transmisión de un
relato. De la misma manera, cada momento de iniciación en una lengua lo
tengo vinculado a una persona especial en mi vida.
Así, uno de mis primeros recuerdos es ver a mi padre con la
cartilla Palau en ristre y dibujándome con sus labios las vocales: la “u” tan
cerrada, la “a” tan abierta…No sé si ya sabría hablar, debía ser muy chica,
pero él estaba empeñado en enseñarme a leer, lo mismo que, poco después se
empeñó en que aprendiera idiomas. Él
había sido uno de aquellos españolitos que tuvieron que marcharse de su país en
busca de un futuro mejor,y, en su caso, también con el afán de progresar en su
formación. Por eso, se entregó a una inmersión lingüística brutal, primero en
Alemania, luego en Inglaterra, y con esas dos lenguas extranjeras y algunos
ahorrillos consiguió elevarse un poquito por encima de las humildísimas
expectativas profesionales que le hubieran aguardado. Así que, gracias a él, la cartilla Palau e
infinidad de cuentos, primero, los cursos de inglés de libro y cassette
después, invadieron los espacios de mi infancia más temprana.
Más adelante, ya como estudiante del antiguo B.U.P., un profesor,
José Ramón Díaz, me haría ver que lengua y literatura siempre combinan bien, lo
mismo que lengua y arte, lengua y cine, lengua y gastronomía… Estudiar una
lengua extranjera no tenía por qué ser simplemente repetir listas de
vocabulario y verbos frasales, la lengua está en todo, somos fundamentalmente
palabras y las palabras dan forma a nuestra realidad, no en vano lo primero que
se hace con un recién nacido, aún antes de nacer, es buscarle un nombre.
Aprender un nuevo idioma también significa aprender una nueva forma de descubrir
el mundo, y esa aventura no se acaba nunca.
Por la misma época, una anciana vecina alemana, Caty, que me tomó
cariño decidió enseñarme los rudimentos de su lengua materna, el alemán.
Nuevamente fue a través de los relatos de su vida, casi legendaria, que cubría
casi un siglo de historia y tres continentes, que me enganchó en el estudio de
una lengua tan aparentemente difícil y antipática. Con esto se cierra mi trilogía de las
lenguas: español, inglés, alemán, por este orden.
Como llegué a ser profesora de lengua extranjera fue pura
casualidad, pero intuía que mi fascinación por las palabras y su magia habrían
de serme de utilidad práctica, como así fue.
Y ahí sigo, mi propósito en mi clase es que cada dia descubramos algo
nuevo de este universo sorprendente, siempre con el inglés como vehículo de
expresión y comunicación.
Carmen L. Moreno
Me ha encantado leer esto :) See you tomorrow!
ResponderEliminar