Aquí tenemos a Olga, una excelente maestra de Infantil
AUTORRETRATO LINGÜISTICO.
Nacida en Barcelona de padre catalán y madre murciana, mis años de lactante los pasé entre los pucheros del bar familiar y la lengua catalana, pero al pie de la cuna me acompañaban las canciones y cuentos que, en lengua castellana con tintes murcianos, me contaba mi madre.
Con mis dos años de edad nos trasladamos a Murcia. Crecí hablando en castellano pero escuchando el catalán en el que se comunicaban mi abuela y mi padre. MI padre nunca quiso enseñarnos el catalán, sin embargo para mí y mis hermanos es una lengua familiar y querida. Si bien no la hablo sí que la entiendo y la disfruto. Fue una pena el no haber aprovechado la oportunidad de haber desarrollado nuestras capacidades lingüísticas.
Más tarde fui de esas primeras promociones en cursar inglés en 6º de EGB, con un profesorado nada preparado, aunque no dudo de su voluntad, cuya única preparación o recurso era el llevar a cuestas un radiocasete en el que podíamos oír muy malamente las grabaciones de la editorial, imagino. Desde entonces mi gusto por el inglés fue nulo. ¡NO entendía nada!
Con el cambio de colegio en 8º pasé al francés, aunque bastante descolgada del grupo, me gustó. Su cercanía a ese idioma familiar, el catalán, lo hacía mucho más amable y desde luego comprensible; me enganchó. Realizar un intercambio con un instituto de Douai terminó de enamorarme.
La forma en que siempre me ha sido más sencillo acercarme al conocimiento de otro idioma ha sido la canción. Así que en mi repertorio guardo con mucho cariño “La Font del gat” o “El rusiñol” que mi padre me cantaba, “Frére Jackes” , “Ne me quitte pas” o “Tombe la niege” que nos enseñaba las profes….
Pero el inglés….¡Ay el inglés! Cómo se me resiste y cómo lo necesito. Con la red y todo un mundo al alcance de la mano por descubrir, ¡Cuánto necesitaría saber inglés!
Voy aprendiendo el idioma casi a la par que mis pequeños de clase. Me quedo en el aula, escucho sus canciones, sus cuentos… Ya me sé los números, los colores, algunos conceptos y usos lingüísticos de cortesía. Pero todo se andará y me prometo aprender más.
En nuestra comarca de Cartagena convivimos con muchos idiomas, pero el que más nos encontramos entre vecinos y alumnos es el árabe dialectal. Así que también he conseguido aprender algunas palabras que me ayuden en el aula a consolar a esos niños que llegan y se sienten abandonados y perdidos en nuestros colegios.
Lo cierto de toda esta historia, es que las lenguas nos pueden unir mucho y describir un hermoso mundo de gentes y posibilidades, pero también pueden separar y crear un abismo entre las personas. En este mundo global que nos toca vivir, no toca otra cosa que no sea aceptar a los demás con el máximo respeto por la diferencia, por precisamente esta valoración de la diferencia será la que nos hará crecer.
Un precioso autorretrato que nos sensibiliza todavía más para el aprendizaje de las lenguas y el respeto por las diferencias entre ellas.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Aún en los lugares en lo que pensamos que no existe más lengua que el castellano pasado por el tamiz geográfico...la familia y los que llagan nos recuerdan que hacen falta las lenguas para abrazar, compartir y consolar.
ResponderEliminar¡Que belleza consolar en la lengua del que llora!
Gracias Olga
Gracias a vosotras por ser los motores de este hermoso proyecto y por vuestras palabras.
ResponderEliminarPrecioso Olga, precioso.Me quedo con el último párrafo como una máxima para difundir a asumir por todos y que la hago mía.
ResponderEliminar"En este mundo global que nos toca vivir, no toca otra cosa que no sea aceptar a los demás con el máximo respeto por la diferencia, por precisamente esta valoración de la diferencia será la que nos hará crecer."