¿Una suerte? Sí una enorme suerte. Cuando termines esta lectura lo comprenderás.
Cuando Mercedes me pidió que le escribiera un artículo corto sobre mi trabajo en el OAPEE (Organismo Autónomo Programas Educativos Europeos) para conmemorar el día europeo de las lenguas, no me encontraba yo en mi mejor disposición para reflexionar sobre este punto o cualquier otro y confieso que le dije que no estaba segura de poder escribirlo. Estaba recién llegada de Madrid al Instituto Vicente Cañada Blanch –el curso acababa de empezar-, inmersa en una vida nueva para mí en muchos sentidos: estaba intentando instalarme en una ciudad nueva e inmensa como es Londres, intentaba buscar un piso donde vivir –tarea que todos los experimentados confiesan ardua-, recuperaba mi profesión que durante diez años había accidentalmente abandonado y trataba en definitiva de recolocarme mental y físicamente.
En primer lugar, quiero agradecer a Mercedes y al equipo del grupo escuela 3 14 16 la oportunidad de poder expresar qué ha representado para mí trabajar en la agencia española que gestiona los programas europeos y la importancia que en mi vida profesional ha tenido conocer otras lenguas diferentes del castellano que es mi lengua materna.
En realidad trabajar en el OAPEE ha sido un casi un broche de oro a una carrera profesional que en numerosas ocasiones ha tenido como horizonte el trabajar y vivir en otro país y conocer de cerca otras culturas. Soy profesora de geografía e historia, pero siempre me han interesado las lenguas, aunque solamente puedo hablar tres además del castellano y no tan bien como quisiera. No obstante, eso me ha permitido poder explorar otras culturas de primera mano, leer a los autores en sus lenguas originales, escuchar a los actores los matices que les convierten en buenos o magníficos intérpretes y, sobre todo, conocer a gentes de otros países, entenderlas y tener muy buenos amigos de los más diversos orígenes y culturas.
Gracias a que podía hablar francés tuve la oportunidad de trabajar dos años en los inicios de mi vida profesional en París. Posteriormente, decidí aprender inglés y ello me permitió, siendo ya profesora, poder trabajar en Estados Unidos dando a conocer la cultura española a alumnos y profesores norteamericanos de Nueva York y de Florida. Pero lo mejor de toda esta experiencia es que yo también aprendía a ser más tolerante, a entender otras mentalidades y a entender mejor mi propia cultura.
En los intermedios siempre he vuelto a mi profesión de profesora, que es la que me gusta de verdad y debo confesar que siempre he vuelto con renovadas ganas.
Desde el año 2004 al 2010 he estado trabajando en la Agencia española que gestionaba primero los programas Sócrates y Leonardo y que después del año 2007 pasó a convertirse en un Organismo Autónomo, cuando los programas europeos se fusionaron en uno único, el Programa de Aprendizaje Permanente. A lo largo de esos seis años me he ocupado de programas diferentes –fundamentalmente Comenius, Visitas de estudio y Grundtvig- y he tenido distintas responsabilidades que me han dado la oportunidad de tratar con profesores, alumnos y gestores de instituciones educativas tanto españolas como de los 31 países europeos que participan en este programa. Es imposible describir con palabras la ilusión con la que he comprobado que todos ellos trabajan por la construcción de una Europa de la educación y la formación. Podría hablar de la ilusión con la que el equipo con el que colaboré trabajaba y sigue trabajando duramente por conseguir una educación de calidad y multicultural, estrechando la cooperación de nuestros centros educativos y nuestros profesores con los de otros países europeos e implicando a profesorado, alumnado, equipos directivos y comunidades educativas. Puedo describir la alegría que a mí y a todos los miembros del organismo nos producían las manifestaciones de los profesores, cuando al ser convocados a reuniones para que contaran sus experiencias con los programas europeos, confesaban que habían significado una apertura de horizontes en sus centros, que gracias a ellos habían vivido experiencias inolvidables o que sus alumnos habían podido mejorar sus conocimientos de lenguas, trabajar conjuntamente con sus compañeros europeos un tema de interés común, entablar amistad con otros estudiantes de países alejados o realizar el sueño de viajar, gracias a su participación en Comenius o Grundtvig, a lugares para ellos inalcanzables. La Agencia con su magnífico equipo de gente entusiasta y entregada había contribuido a crear ese mundo nuevo en el mundo de la educación y yo simplemente me sentía feliz de haber podido contribuir a ello.
Por último, trabajar en el OAPEE me ha dado también la oportunidad de conocer múltiples experiencias de aprendizaje y cooperación europea en cárceles, donde los internos han tenido la oportunidad de expresarse y en algún caso, tal y como ellos han expresado, elevarse por encima de los muros de su prisión. También me ha permitido difundir experiencias elaboradas por colectivos desfavorecidos en las que la cooperación europea ha tenido un impacto muy positivo, para que sirvan de ejemplo a otros y que puedan aprovechar sus resultados y sus logros. Pero, sobre todo, me ha dado la posibilidad de trabajar con gente maravillosa a la que siempre recordaré con gran cariño.
No habría podido participar en esa experiencia tan enriquecedora para mí, de no haber sabido otras lenguas diferentes de la mía. Desde aquí animo a los docentes a que participen en los programas europeos, con la seguridad de que les proporcionará muchas satisfacciones y a los estudiantes a que aprendan otras lenguas como vehículos de enriquecimiento personal y cultural. Las lenguas abren caminos nuevos para el desarrollo personal y profesional y el entendimiento de los pueblos y merece la pena explorarlos.
Lola López Mollo
Catedrática de Geografía e Historia
Instituto Vicente Cañada Blanch
Agradecer y expresar mi enhorabuena a Lola. Expresar estas ideas demuestra lo impartante que es tener la mente abierta. Lo mejor es poder transmitirlo y enseñarlo a los más pequeños para, en definitiva, ser más tolerantes entre todos. Lo dicho, gracias por tus experiencias. José Maestre, profesor de educación física colegio público gloria fuertes (getafe, madrid).
ResponderEliminarTu "lección de vida" amplía horizontes y enseña nuevos caminos a nuestros alumnos.
ResponderEliminarGracias por compartir tu experiencia.
Un abrazo.