Si no sabes Internet no puedes ser mi maestro, yo necesito a alguien que sepa lo que sé. Nos vemos en la web.
¿Tú me vas a enseñar en una escuela?
¿Sabes cómo usar un ordenador?
¿Eres tú un maestro?
¿Eres mi maestro?
¿Me vas a enseñar el uso de Internet?
¿Vas a enseñarme a estar seguro en Internet?
¿Sabes lo que pasa en Internet?
¿Estás seguro de que eres mi maestro?
¿Vas a aprender a utilizar la tecnología?
Soy un nativo digital.
¿Los ordenadores te asustan?
¿Tienes miedo de usarlos?
¿Has estado en facebook?
¿Has estado en Twitter?
¿Sabes lo que hay en Internet?
¿Vas a ser mi maestro? O simplemente un libro de texto.
Porque quiero saber ... lo que el mundo tiene para ofrecerme. Y si no estás en Internet ... y no sabes nada acerca de los ordenadores, ¡no puedes ser mi maestro!
¿Crees que me estás preparado para el mundo que tengo que vivir? ¿Crees que voy a estar listo? ¡Ése es tu trabajo!
Visto en Blogtecnia.
Este video es un poco escalofriante porque da en el clavo de una manera muy directa. Pero es la pura realidad. Dentro de unos años (muy pocos) en un claustro de un centro docente convivirán (me refiero en cuanto a competencia digital) docentes alfabetizados con analfabetos casi absolutos y cualquier posición entre estos dos extremos. Podremos constatar el mayor desfase en cuanto a formación y perspectiva pedagógica entre profesorado de la historia.
ResponderEliminarMuy interesante que lo hayas traído aquí.
A mí me ha gustado el contenido, pero quizás, el tono del niño, no sea el más adecuado.
ResponderEliminarDe todas formas, se pueden sacar algunas conclusiones como la que tú aportas.
Esta manera de contar me recuerda a los primeros anuncios de tráfico de la época "dura" antes de vacaciones.
ResponderEliminarQuizás choque el formato utilizado pero lo cierto es que invita a la reflexión. Máxime cuando se conoce la calidad humana, en la Red, de quien lo elige para esta entrada y esto hace suponer su quehacer en el contexto "cara a cara".
Internet es un factor más para la vida pero no será motivo excluyente para que algunos maestros lo sigan siendo con mayúsculas aún cuando no sepan muchas cosas de él.
Seguro que se sentarán junto a sus alumnos y les acompañarán en sus "surfeadas".Lo que no harán serán seguir viviendo de espaldas a esta realidad . ¿Qué pensáis?
Yo creo que muchos docentes se sienten muy inseguros con este tema de las nuevas tecnologías, lo que por otra parte es perfectamente comprensible. La mayoría somos inmigrantes digitales y, como me comentaba un día una compañera, usando una metáfora,parece que hemos llegado en una patera a la deriva. Espero que esta metáfora no moleste a nadie, pero creo que ilustra bien el estado de las cosas. Personalmente, aunque me voy defendiendo, siento cierto temblor cuando doy un nuevo paso en este mundo virtual. Lo importante es superar los miedos poco a poco, tener una actitud positiva e ir lanzándonos a la piscina poco a poco. Y sentirlo como una renovación de nuestras perspectivas profesionales, como un reto extraordinario que nos hará alcanzar metas más interesantes, para nosotros y para nuestros alumnos. Y pensar que la parte emocional y afectiva que proporciona un buen docente nunca podrá ser sustituida por las TIC.
ResponderEliminarYo hoy me he lanzado por primera vez a descargarme podcasts en inglés en mi Ipod, y estoy alucinando con el cacharrito, que hasta ahora sólo usaba para escuchar música.
Un abrazo. Seguimos debatiendo
Veo que no soy la única que tiene la sensación de ser una "sin papeles" en la era digital.
ResponderEliminarEsto es un mundo muy complejo; saberlo todo es imposible, es mucho más lo que ignoramos que lo que sabemos.
A mí me funciona preguntarle a mis compañeros reales, a los virtuales, a mis alumnos...
Lo importante es no perder las ganas de aprender, creo que es la mejor lección que podemos dar a los chicos que pasan por nuestras manos.
Un debate muy interesante.
Saludos.
UN AUTORRETRATO ALGO MÁS COLECTIVO...
ResponderEliminarHi! niños y niñas que leéis (pequeños y mayores),
Doña Diriga nos pide un autorretrato lector. !Qué tarea más emocionante!.
Como yo sé que ella estimula a diario, porque yo lo he visto, las emociones, las fantasías y las conexiones personales de sus alumnos con el texto, cuando propone una actividad de lectura en el aula, cuando yo la veía hacer eso en el aula me acordaba de algunos de los maestros que yo tuve. Pero, perdóname Doña Diriga, el autorretrato que yo quiero plasmar en pocas líneas no es sólo personal, es algo más colectivo.
Es el autorretrato de bastantes lectores y lectoras que tú sabes que aprendimos a leer en la escuela...diríamos... "la escuela que aún estamos reformando".
La experiencia lectora de esa escuela tradicional de muchos de los que ya hemos crecido, se podría “ conexionar” o resumir en la famosa letra de la canción de Supertramp "The Logical Song".
"When I was young,
it seemed that life was so wonderful,
a miracle, oh! it was beautiful, magical.
And all the birds in the trees,
well they'd be singing so happily,
Oh! joyfully, oh! playfully
watching me.
But then they sent me away
to teach me how to be sensible,
logical, oh responsible, practical.
And then they showed me a world
where I could be so dependable,
oh! clinical, oh! intellectual".
!Cuánta capacidad de conocimiento nos hicieron perder nuestros maestros y maestras, doña Diriga! Podríamos haber llegado a conocer una cantidad enorme de cosas... !cosas que nos hubieran interesado! !cosas que nos hubiesen emocionado!.... pero...
Éramos lectores, como dice Almasi, que pensábamos que todas las respuestas a las cuestiones que se nos planteaba sobre la lectura estaban en el mismo texto; que cuando no entendíamos una pregunta decíamos que “no recordábamos esa parte del texto”, o alternativamente rechazábamos la pregunta y decíamos que “eso no se dice en el texto”. En definitiva, se crecía en un ambiente rutinario y aburrido cuando había que leer.
Y lo que era más importante, bastantes maestros nos enseñaron que, lo que pensábamos sobre el texto, nuestras reflexiones, o los pensamientos, sensaciones o sentimientos que nos generaba el texto no eran importantes, o eran irrelevantes para la tarea lectora que hacíamos. Además, llegábamos a pensar que el autor del libro era la máxima autoridad en lo que concernía al texto que se leía, cuando en realidad deberíamos haber sido nosotros...
Este autorretrato, como verás, Doña Diriga, está en blanco y negro, se ha decolorado,
pero algunos tratamos de limpiar el polvo que almacena, sacarle brillo y pensar que leer algo más. Es, como dice Mirta Goldberg: “conmoverse, sumergirse en las ideas de otros, entrelazar mundos, redescubrir el poder de la palabra, entrar sigilosamente en cualquier escenografía y deambular por ella. Es travesía, ida y vuelta, diálogo y batalla”.
Saludos
Andrés